“El que no tiene fe no tiene nada”.  Hace muchos años que escuché esta frase, no recuerdo si la leí, si alguien me la dijo, si la escuché o como fue que llegó a mi pero llegó y llegó para quedarse en mi mente y en mi corazón.

Las personas que tienen fe, no son precisamente seres religiosos, budistas o sacerdotes de alguna índole. La fe es tener la certeza y la confianza de que somos seres abundantes y que venimos a ser plenos y felices y a experimentar el amor con sus sombras integradas.

Conozco mucha gente a mi alrededor que me dice que no creen en Dios. Que no tienen fe. Y siempre contesto con la misma frase. -Quien no tiene fe no tiene nada- no trae nada en el morral, vibra en la carencia, en la duda, en la tristeza, en la apatía, muchas veces en la desesperación, celos o competencia. Vive constantemente mortificado de lo que pueda ocurrir pensando mucho más en la negatividad o en el “realismo” (como suelen llamarle a lo negativo)

Tener confianza es de las cosas más difíciles que venimos a experimentar en esta tierra y confiar es tener fe.  ¿Confiar en quién? ¿En quién confías cuando confías? …

Recuerdo hace muchos años cuando comencé este camino espiritual mi maestro de meditación nos dijo en una práctica: “imaginen que en esta habitación hay un miembro de cada una de las religiones del mundo.  Hay un sacerdote católico, un musulmán, judío, un shivaísta, un taoísta, etc etc. Y de repente la instrucción en la meditación es: “Invita a esta meditación a tu ser de luz, ¿quién se aparece en la habitación?” Jesús, Buda, Shiva, Ganesha, Alá, Lao Tse … quién vendrá, si hay uno de cada uno …   Por lo que tener fe no significa ser religioso, significa confiar.  Confiar en que hay un Ser Superior (seas de la religión que seas) que verdaderamente no te abandona. Que te soporta y te aporta y te apoya y te ama mucho más de lo que tu muchas veces te demuestras amarte a ti mismo.

Llámese Dios, el Tao, Alá, Shiva, Ganesha, Buda, el Universo, la Madre Tierra, la luz, el Gran Espíritu, la Fuente, etc.. Todos son generadores de confianza, compasión, misericordia y abundancia.

Si aquellas personas que no tienen fe o no creen en un Ser Superior, creen en si mismas, se están demostrando que sí creen, confían en alguien que son ellos mismos, dignos hijos de Dios.

Por eso la Fe es esa Fuerza Espiritual que llevamos dentro, esa fuente de luz que no se acaba y en la que verdaderamente debemos de confiar.

Cuéntame, donde está tu fe. Muchas bendiciones.

Marvi para Cuarto para la luna