Hoy tenemos un tránsito verdaderamente enriquecedor para todos…. Y sólo hay que observar lo que nos dice el universo para movernos.

El Universo nos lo grita…  y tenemos en el cielo un aspecto hermoso del Sol en Escorpio ya casi saliendo, iluminando la oscuridad en otro aspecto armónico (trino) a Quirón en Piscis que nos invita a la resiliencia y la cereza del pastel por supuesto que la pone la luna, entrando entrando al activo Aries y con la víspera de la  luna llena en géminis que nos invita a hablar, a expresarnos y a buscar el cómo salir adelante, el Cómo Si en lugar del porqué no.

Y la única forma que conozco de mirar a la herida con resiliencia, ha sido el perdón.

Perdonar no significa olvidar, tampoco justificar el comportamiento propio o del otro, no estamos hablando de reprimir el dolor ni de negar que sentimos rabia pretendiendo que todo está bien cuando en realidad lo que sentimos es molestia y furia, ni tampoco significa cambiar mi manera de ser con los demás o fingir o pretender que no pasa nada y está clarísimo que el perdón no tiene nada que ver con la reconciliación que son cosas que aunque pueden ir de la mano, son diferentes y al pan, pan y al vino, vino; hay que ser muy claros con este tema.

Cuando perdonamos estamos decidiendo conscientemente a abrirnos a soltar, a liberarnos de ataduras, este proceso del perdón es de sanación a sí mismo, a mi propio corazón y en tanto que la reconciliación se trata de un proceso de sanación con alguien más incluido.  Todavía no llego a ese tema, por lo pronto, trabajemos en nosotros mismos.

Perdonar nos libera y así podemos avanzar con tranquilidad, porque eso de ir por la vida mostrando enojo, intolerancia, ira y/o rencor nos debilita física y emocionalmente, en cambio, si perdonamos podemos avanzar libremente hacia el futuro y no nos anclamos en el pasado con temas que muy frecuentemente no nos perdonamos ni a nosotros mismos.

“El Perdón es arrojar luz sobre los engaños, los temores, los juicios y críticas que nos han mantenido cautivos en el papel de nuestro propio carcelero. Perdonarse a uno mismo es un fabuloso nacimiento. El perdón está unido a la experiencia de la compasión, el amor y la gloria de nuestro Yo Superior, más allá de toda definición”. ES.PE.RE (Escuela de Perdón y Reconciliación).

Bueno, pues eso es a lo que estamos llamados con estos tránsitos. A perdonarnos en serio para poder avanzar, a quitarnos esos grilletes mentales que nos paralizan y a caminar poco a poco hacia el Sol para encontrar nuestra propia iluminación.

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Recuerda que lo que vibramos en nuestro corazón, lo esparcimos a nuestro alrededor, de ahí la importancia de saber qué estoy vibrando. Déjanos tus comentarios por aquí y comparte con quien vibre igual que tu.

Marvi para Cuarto para la Luna